Las turberas tropicales son uno de los ecosistemas menos conocidos y vigilados, pero investigaciones recientes demuestran que son fundamentales para mitigar el cambio climático y adaptarse a él. También proporcionan alimentos, medicinas, madera y hábitat para especies amenazadas.
El CIFOR-ICRAF ha dirigido investigaciones pioneras y galardonadas sobre los humedales, incluido un descubrimiento fundamental de 2011 según el cual los manglares almacenan entre 3 y 5 veces más carbono que otros bosques tropicales, la mayor parte en el suelo1. En 2017, una investigación realizada con el Mapa Mundial deHumedales2 reveló que hay tres veces más turba en todo el mundo de lo que se pensaba3. Ahora el equipo está intensificando la investigación y el compromiso para poner de relieve el valor de estos ecosistemas críticos pero frágiles.
Una vía interesante para reducir las emisiones es el «carbono azul», es decir, el carbono orgánico que capturan y almacenan los manglares, las marismas, las praderas marinas, las algas y otros ecosistemas costeros y marinos. Dado que esto podría cambiar las reglas del juego a la hora de cumplir los objetivos de los países en materia de emisiones, los investigadores están tratando de llenar los espacios en blanco sobre el potencial del carbono azul para hacer frente al cambio climático.
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Humedales y carbono azul: Datos básicos